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12 Yo soy, yo, quien os consuela.
¿Por qué has de temer a un simple mortal,
a alguien que se consume como hierba?
13 Olvidaste al Señor, que te hizo,
aquel que desplegó los cielos,
que puso los cimientos de la tierra.
Tenías miedo de continuo
al ataque furioso del opresor,
cuando se preparaba para arrasar.
¿Dónde está la furia del opresor?
14 Se aprestan a soltar al prisionero;
no acabará muerto en la fosa,
no andará escaso de pan.

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